sábado, 3 de abril de 2010

FORO: Crecimiento personal

En este apartado realizaremos publicaciones que nos ayuda a crecer más.
Puedes editar o comentar todo aquello que quieras, desde publicar un video hasta escribir un párrafo de un libro.

Gracias por la colaboración

5 aportaciones:

Lola Duran Cerezo dijo...

El ego es un rompecabezas. Es algo así como la oscuridad; la cual puedes ver, puedes sentir, puede obstaculizar tu camino, pero que no existe. No tiene positividad. Es simplemente una ausencia, ausencia de luz. El ego no existe; ¿cómo vas a renunciar a él? El ego es sólo una ausencia de consciencia.
La habitación está llena de oscuridad; tú quieres que la oscuridad abandone la habitación. Puedes hacer todo lo que esté en tu mano: empujarla, golpearla; pero no lo vas a conseguir. Qué extraño, te vencerá algo que no existe. Exhausto, dirás que la oscuridad es tan poderosa que no eres capaz de dispersarla, de expulsarla. Pero la conclusión no es correcta; es "alemana", pero no es correcta. Con traer una pequeña vela sería suficiente. No tienes que expulsar la oscuridad, no tienes que luchar con ella; eso es pura estupidez. Con traer una pequeña vela, la oscuridad desaparece. No es que salga fuera; no puede salir fuera, porque en primer lugar no existe. Ni estaba dentro ni sale fuera.
La luz entra, la luz sale; tiene existencia positiva. Enciendes una vela y desaparece la oscuridad; apagas la vela y vuelve la oscuridad. Para hacer algo con la oscuridad, tendrás que hacer algo con la luz; muy extraño, muy ilógico, pero ¿qué le vas a hacer? Así es la naturaleza de las cosas. No se puede abandonar el ego, porque no existe.
Tú puedes aportar un poco de conocimiento, un poco de consciencia, un poco de luz. Olvídate completamente del ego; concéntrate en estar más alerta. Y en el momento en que tu consciencia se ha concentrado, se ha convertido en una llama, no serás inconsciente y tampoco cuando eres consciente. El ignorante no puede renunciar a él, y el sabio no puede ni siquiera pensarlo, porque no existe.
El ego es un espejismo; es sólo una apariencia. Y cuando estás espiritualmente dormido, es tremendamente fuerte; naturalmente te crea problemas. El crea toda tu desgracia, tus tensiones, tus ansiedades. Tu ego hace de tu vida un infierno. Naturalmente quieres abandonarlo. Y por todo el mundo hay sacerdotes religiosos y profesores diciéndote cómo hacerlo.
Pero te digo que la verdad es exactamente lo contrario: no es que cuando renuncias al ego llegas a realizarte, no. La realización ocurre antes, y luego no puedes encontrar el ego.

Osho

Lola Duran Cerezo dijo...

El amor negativo y la curación emocional

Todo empieza con esa primera experiencia infantil en la que se comprueba que uno no es amado por lo que es, sino por lo que debe llegar a ser; en mayor o menor medida, todos somos víctimas de ese amor negativo, un amor que pone condiciones para ofrecerse.
Un concepto de "amor negativo", se explican buena parte de los padecimientos de las personas y su desconexión con el mundo emocional.
El amor negativo es la evidencia de la persona de sentirse indignada de ser amada, que viene de haber sentido que sus padres no lo reconocieron como quien era realmente, sino que se dedicaron a educarlo como quien debía ser.
Desde ahí la persona se desconecta de su propio ser y empieza a trabajar -desde muy chico-, para satisfacer las expectativas de los padres o, si sufrió mucho en la infancia, para rebelarse y ser lo opuesto a aquello que se esperaba de él.
"Me quieren en tanto no sea quien soy y sea lo que los demás esperan de mí".
Tal condición queda grabada en el plano emocional y hace que, en nombre del amor, las personas se sometan a los demás, acepten chantajes para ser amados y se dejen manipular.
Esas personas sienten que sus propias sabidurías son algo de lo que se debe descreer.
De esta forma es como somos entrenados en vivir mal. La idea de paternidad está aprendida y se copia de los propios padres, se transmite de generación en generación.
El adulto mira al niño como alguien que no sabe nada y a quien hay que educar. No se mira al chico como a un ser que llega a este mundo sabiendo muchísimo y que lo único que no sabe es el código para expresarlo.
Como eso no es tomado en cuenta, se "graba" el rechazo al propio ser. En la vida adulta, para recuperar la conexión con uno mismo, lo primero es tomar conciencia de que todo aquello que es negativo para la propia vida fue aprendido.

Aprendemos desde muy chicos a reprimir emociones. Pero cuando se liberan, vuelven los recuerdos y la persona empieza a darse cuenta de que, en realidad, todo lo que le pasa en su vida adulta, lo que se repite o le ocurre a pesar de sí mismo, fue aprendido de los padres, desde la concepción hasta la pubertad.

El intelecto siempre necesita experiencias viejas para saber como seguir. En cambio, nuestra parte emocional, la espiritual y nuestro cuerpo tienen mensajes, idiomas, percepciones rápidas y adecuadas para todas las situaciones desconocidas, que nos hacen sentir seguros.
Cuando la persona recupera esos derechos, ocurre que de pronto está integrado y eso no es algo muy difícil.
Lo emocional no es elaborativo, así que no necesita meses ni años de maduración: necesita "ver".

Lola Duran Cerezo dijo...

El tramo final de todo cierre de ciclo siempre es revelador. Es aquí cuando la ilusión hace gala de su astucia y te lleva a suponer que permanecer despierto duele y es mejor refugiarse en la aparente felicidad de la inconsciencia. Mientras el aleccionador escenario mundial se acelera y oscurece, simulando que el camino de ascensión se truncó, una poderosa enseñanza llega para unirnos, sentirnos y elevarnos en la bella y sabia luz del amor. Tu espíritu celebra.
Bendecirás.
Puede que este entorno lúgubre y febril no esté a la altura de tus expectativas terrenales, sin embargo tu ser interno lo honra y agradece. Religar implica integrar todas las partes, sin hacer excepciones. Estamos en el mágico salón de los espejos, en donde cada uno sana bendiciendo lo que le permitió experimentar la
dualidad, pues sin esas vivencias la vida no hubiese sido tan provechosa y profunda. Reconocer y aceptar implican crecer y sanar en
la luz de la consciencia.

Lo que está fuera es un fiel reflejo de cómo somos por dentro, por eso bendecir es la tarea que ahora nos llama a continuar evolucionando. Personas y circunstancias que hubiésemos querido
olvidar se vuelven a presentar para que curemos viejas heridas y ganemos en comprensión. En vez de maldecir, afianzado en tu corazón bendecirás a quienes te han enseñado por medio del sufrimiento.
Bendiciendo transmutamos el dolor, reinstaurando en la Tierra el amor.

Aunque en estas instancias no lo parezca, el juego de la vida es supremo. Todo está dispuesto para olvidar e interactuar como si
fuésemos extraños. A quien llamaste inhumano, explotador, egoísta, abusador, cruel, despiadado o hereje, fue al vivo reflejo de un
aspecto inconsciente de tu Ser, que se materializó en otro cuerpo para que puedas contemplarlo en su tangible falta de amor. Despertando recordamos por qué encarnamos, y así volvemos a religarnos amándonos.

Siendo consciente de tu poder co-creador, sabrás que no hay errores. El denso velo del olvido nos arropó en una danza maestra de intensas luces y sombras, cuyos contrastes generaron la supuesta división. Bendecirás

Desarrollo humano dijo...

Muy interesante todo lo que pones en el blog. Enhorabuena!

Lola Duran Cerezo dijo...

Gracias!!!
Todo es para nuestro mayor bien

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